Si uno se dedica a la fotografía en tiempos
digitales, es casi necesario contar con la ayuda de algún programa que nos
permita lidiar con las tareas diarias: almacenar, archivar, organizar, elegir,
editar, preparar para compartir o hacer copias, mostrar los trabajos, etc.
Aún para los que no desean “intervenir” sus imágenes y prefieren las fotos “tal cual salieron de la cámara”, los programas como LR nos ponen a disposición una serie de herramientas útiles para la organización y clasificación de las imágenes que se acumulan por cientos y miles. Poder ubicar y seleccionar fotos, aunque hayan sido tomadas en diferentes épocas, con diferentes equipos, etc es una función importante de la base de datos.
También poder preparar correctamente los
archivos para imprimir suele ser un inconveniente, cuando no encontramos con
fotos cortadas o con colores diferentes a los deseados.
Para los que disfrutan de editar, o en
terminos de LR “revelar”, haciendo un paralelismo con el laboratorio analógico,
las posiblidades son enormes y bastante intuitivas. No se corre el riesgo de
arruinar las imágenes ya que el programa es no
destructivo, tanto para usuarios de formato raw como jpg. Es decir que se
puede experimentar, jugar, comparar resultados, y siempre con la certeza de que
se puede volver para atrás en cualquier instancia.
Con el uso, uno advierte que tiene ciertas
costumbre o gustos sobre como ordenar o editar sus fotos. LR permite que
aprovechemos esto para ahorrar tiempo por medio de los ajustes preestablecidos,
es decir que se pueden guardar en casi todas las etapas y herramientas, ajustes
personalizados para aplicar a una o muchas imágenes a la vez.
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