miércoles, 14 de enero de 2015

Cometa Lovejoy | Primeras fotografías

No resulta fácil ver el cometa (Lovejoy, C/2014 Q2) desde el centro de la cuidad. Y fotografiarlo es bastante más complicado. Pero esa bolita verde difusa tiene algo tan atractivo que igual quise intentarlo, sabiendo que la polución lumínica iba a arruinar las fotos con el característico tono marrón/naranja en el lugar del negro infinito y profundo del espacio.
Motivaciones puedo pensar varias: se trata de un objeto que no va a volver hasta dentro de 8.000 años. Me sale imaginar que ninguna persona que vayamos a conocer a lo largo de nuestra vida (y lo mismo puedo decir de mis hijos, nietos y bisnietos) va a conocer al cometa Lovejoy, salvo que lo haya visto durante estos años 2014/15.
Otro atractivo que encuentro es que gracias a los cometas que chocaron con la Tierra hace millones de años, nuestro planeta tiene océanos. O sea que les debemos la existencia de la vida (o una parte, para no ser dramático).
Estos datos astronómicos, de libro o sitio especializado de internet, a mi me interesan y atrapan. Pero ver la bolita verde difusa (se ve verdeeeee!) me genera unas cosquillas en el estómago, como si fuera yo su descubridor. Se me acelera corazón, siento electricidad que me recorre la columna. Es esa combinación de saber lo que veo y lo que siento cuando lo veo lo que me lleva a querer fotografiarlo. 
Ubicación del cometa, con las Tres Marías como referencias. 
Se mueve! Durante la hora que estuve fotografiandolo, el cometa se desplazó en relación a las estrellas (que están fijas, al menos para nuestra escala humana de tiempo). 


Tres satélites se cruzaron justo por enfrente del cometa. 

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