El carro, aromático e inoxidable, del vendedor de pochoclos es parte del paseo, por la costa, la peatonal o las plazas. Al menos así se da en Mar del Plata. Tan incorporado lo tengo al paisaje, que lo imaginé común a todas las ciudades con chicos. Parece que no es tan común.
Pochoclos, garrapiñadas, manzanas acarameladas, algodón de azúcar, caras expectantes y la mano diestra del pochoclero.
Cuando uno menos se lo espera, se topa con su propia infancia en alguna esquina.
Pochoclos, garrapiñadas, manzanas acarameladas, algodón de azúcar, caras expectantes y la mano diestra del pochoclero.
Cuando uno menos se lo espera, se topa con su propia infancia en alguna esquina.
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