Retoque de piel. HDR. Efectos
“vintage” (o Instagram, es decir, esos procesados con exceso de saturación y de
viñeteado o desaturación de algunos colores y, por supuesto, viñeteado!). Estos
trucos tan vistos actualmente se pueden aprender con tutoriales a través de Internet. Y cientos de otros más, si tenemos
tiempo y paciencia. También se puede aprender PS “tocando”. Varias herramientas
son intuitivas y nos permiten experimentar, ver qué pasa. Entonces…
¿Es necesario hacer un
curso de PS?
Dependencia. Una analogía que se me ocurre es con el aficionado que
compra una cámara moderna, las que tienen una serie de configuraciones
especiales para cada situación a fotografiar (los modos preestablecidos que
muchas veces aparecen como SCN o Scenes, Escenas). Por ejemplo: Retrato,
Deportes, Paisaje, Retrato nocturno, Texto, Museo, Fuegos artificiales,
Amanecer/atardecer, Nieve y la lista es larga. Cada posible situación parece
contar con una solución automatizada. ¿Y si mi paisaje es con nieve y nocturno? ¿O el retrato es dentro de un Museo?
¡Esas combinaciones no aparecen! El misterio se acaba cuando aprendemos
fotografía y descubrimos que todos esos modos son variantes de herramientas
básicas: apertura, tiempo, sensibilidad, con ayuda del balance de blancos o el
flash. Ahora tenemos las herramientas para resolver cualquier situación…
rompimos con la dependencia de esos automatismos preestablecidos.
Hay cientos de tutoriales
en Internet que explican como hacer todo tipo de cosas, desde ajustes simples
hasta ediciones complejas. Nos dan recetas, paso a paso. Pero sucede que en la
mayoría de los casos sólo sirven para ese ejemplo específico del tutorial.
Cuando uno lo aplica con sus fotos… no queda igual. Cuando se aplica sobre una
foto algo diferente, un desastre. También existen Acciones y Plug-in’s
que podemos conseguir para efectos o ajustes determinados. Nuevamente estamos
dependiendo de una receta, que va a dar un resultado preestablecido.
Un curso no debe enseñarnos
trucos, sino explicarnos el lenguaje de base, para que nosotros podamos hacer
lo que nos cante nuestra imaginación.
Tiempo. La experiencia y la práctica son intransferibles, debemos
transitar para obtenerlas. Aunque podemos ahorrar tiempo y avanzar en el
camino, pararnos sobre lo que sabe/aprendió otra persona para seguir
experimentando y llegar a cosas nuevas.
Criterio. A fuerza de ver y hacer, en ese juego de adquirir
conocimiento y ponerlo en práctica, se va gestando el criterio, el refinamiento
de la técnica, la búsqueda de un lenguaje propio. Para esto no hay atajo ni
trampolín.
Método. Con Ps se puede llegar al mismo resultado por diferentes vías.
Para no perdernos en el camino de la experimentación me parece conveniente desarrollar
un método.
En mi caso, que utilizo el Ps
para trabajar, hay algunas variables que necesito mantener. Una es la calidad, ya que el momento de la toma
muchas veces es fugaz e irrepetible y es ahí donde recolecto toda la
información con la que voy a contar para trabajar. Esa información (detalles,
tonos, etc.) son también el resultado de haber elegido una determinada cámara,
lente, iluminación. Una sucesión de acciones individuales pueden deteriorar la
imagen de forma gradual durante el proceso de edición. Mi otra prioridad es la editabilidad. Los procesos de creación,
sean para un trabajo o para un proyecto personal, pueden cambiar de rumbo o
modificarse durante su realización. Que mi proyecto se mantenga editable, lo
vuelve flexible a los cambios y no me pone en la situación de haber trabajado
muchas horas para nada.
Los métodos de trabajo son
resultado de la acumulación de experiencias, revisadas, puestas en orden y a
prueba. No es el tipo de información que aparece habitualmente en Youtube. Los
tutoriales no son todos malos ni incompletos, tampoco las acciones y los
plug-in’s, más bien creo que pueden ser de mucha utilidad una vez que uno
conoce la herramienta y maneja el lenguaje.
La formación nos abre la puerta y nos introduce en ese mundo con una base sólida. A partir de ahí podemos jugar, experimentar, probar, leer, mirar, ampliar, poner en jaque las recetas, cambiarlas, hacerlas crecer…
La formación nos abre la puerta y nos introduce en ese mundo con una base sólida. A partir de ahí podemos jugar, experimentar, probar, leer, mirar, ampliar, poner en jaque las recetas, cambiarlas, hacerlas crecer…